El pajarillo se atrevió a cantar. Se lo habían dejado bien claro al nacer: cantad solo cuando veáis el sol y no haga frío. No obstante, allí estaba, en plena mañana de una primavera nublada y destemplada, desafiando a su destino. Y se sentía maravillosamente bien. Al ser el suyo el único canto que se oía los demás se extrañaron. Pero si hoy no toca, decían. Y buscaban escondidos en sus ramas al que desafiaba dicha norma tácita. El despeluchado pajarillo no entendía por qué debía guardar silencio si lo que le apetecía era cantar. ¿Es que Dios mandaba aquellos días cuando no quería escucharlos? En ese caso cantaría con más fuerza, pues habrían sido engañados y no solo no era un ser eternamente amoroso y bondadoso sino que además era imperfecto, ¿pues quién crearía algo a conciencia que pudiera perjudicarle? Ahí estaban los humanos como ejemplo, que hasta le habían matado... No, aquel pajarillo creía en Dios, pero le tenía el respeto justo. Él tenía voz propia, y si quería cantar al sol para que descorriera sus cortinas lo haría a pesar de las posibles consecuencias.
Me gustó la fábula del pájaro que se niega a aceptar una norma absurda impuesta por una autoridad arbitraria, y como el resto se extrañan y buscan quién osa rebelarse. Aunque sospecho, llámame pesimista, que de haberlo encontrado le habrían hecho daño :(
ResponderEliminar"No, aquel pajarillo creía en Dios, pero le tenía el respeto justo". Buena la reflexión final sobre Dios, y esa frase como núcleo, o lo mejor de esta. Tu relato me recordó a una canción de Albert Pla: http://www.youtube.com/watch?v=l1wh9aHswdo
No creo que le hubieran hecho daño, en la comunidad de los pájaros creo que no hay policías.
ResponderEliminarA mí también me recuerda la canción xD