miércoles, 30 de enero de 2019

Tengo la piel quemada o con costra

Sufro porque no quiero
que nadie sufra:
ni mi madre
ni mi hermana
ni mi hermano
ni mi abuela
ni mi padre.
Tampoco los animales,
ya sea un elefante
o un ratón
(los elefantes me dan pena
solo con verlos:
me parecen demasiado nobles
para este mundo incierto).

Sufro porque no quiero sufrir
por sufrir.
Pero ni la soledad
ni el cáncer
y ni siquiera la falta de habilidades sociales
de los demás
está en mi mano
por mucho que haya estudiado
cinco años
en la universidad.