Él es casi un anciano, pero sin el casi. Tiene una joroba subida en lo alto de su espalda y se sostiene inclinado sobre los objetos del enorme vestíbulo de la lujosa, impecable mansión para poder andar. Ella le observa desde la planta superior, ataviada con un vestido largo y elegante. De repente salta y cae lentamente, precediendo a su vestido, como si fuera un pájaro de grandes alas, en el centro del vestíbulo. Comienzan a bailar agarrados; giran y giran al son de la música clásica. Él sostiene su mano y su cintura y ambos conforman la absoluta armonía de una melodía. Van bajando el ritmo hasta detenerse y ella comienza a derretirse escurriéndose hasta un extraño sumidero. Él se convierte en escarabajo y corretea con graciosas patas hacia la cocina, donde vuelve a trasformarse en un camello. Siente sed y bebe el agua de un cuenco que hace que regrese a su forma original de anciano. Entonces se sienta sobre una de las sillas, entorno a una mesa, y es consciente de la verdad terrible: ella ya no está.
Por cierto, no te comenté antes: este es un buen relato. Me agradó. Creo que habría ganado algo más con algunas descripción más detalladas, para darle un toque todavía más retorcido y surrealista, algo de "palabrería" que te haga perderte en las imágenes. Pero me gusta ese "sinsentido" general del relato.
ResponderEliminarGracias, lo tendré en cuenta ;)
ResponderEliminarYo.