Acabo de despertarme
porque no ha sonado el despertador:
todavía falta media hora.
Hace tanto calor
que los pájaros no cantan,
estarán derritiéndose
en algún lugar.
Estoy intentando escribir como él;
supongo que así es como se sienten
los espárragos
cuando los sacas del bote
sin previo aviso.
Todavía no se me da muy bien cagar.
Soñé que escribía poemas
compitiendo con el cerdo de mi ex;
obviamente ganó él.
Los míos no valían
un pimiento.
Y aquí me tenéis,
volviéndolo a intentar
otra vez
volviendo.
Le escuché leer
encerrado en el baño
uno de ellos
con voz trágica,
como si estuviera llorando.
Cuando terminó yo aplaudía
desde fuera.
Creo que decía algo sobre
huesos y gusanos.
Él siempre dice cosas.
Pero no os voy a engañar:
soy una zanahoria, por eso
me dejó y por eso
sueño con él
en vez de con tocinos.
Las hortalizas no tienen
corazón, o eso dicen,
yo he debido de robárselo
a alguien
y por eso está defectuoso.
Después soñé que a mi amiga
su novio rumano le dejaba,
eso creía ella
porque el chico no sabía
nada.
Lo que pasa es que no le apetecía
follar.
Yo me puse a contarle
mi experiencia con los hombres
y me llamó subnormal.
Espero que al menos aprendiera algo.
Luego abrí los ojos
y me dije: Sonia,
esa chica tenía razón,
¿quién era?
La zorra resultó
no ser mi amiga.
Tardé unos minutos en tomar conciencia
de cada estúpida parte
de mi cuerpo
y después me hice café:
no había dormido una mierda.
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