martes, 4 de junio de 2013

Pesadilla en el hostal

No debía estar allí, no debí haber hecho lo que hice, pero lo hice. Tampoco él debió cruzarse en mi camino y lo hizo. 
Aquel día solo estaba dando un paseo por la ciudad, cuando se me ocurrió, víctima de mi curiosidad, posar la vista en una ventana baja de una calle desierta al final del atardecer. Fue entonces cuando le vi, follándose a otra. Podría haberse molestado en correr las cortinas del cochambroso hostal, pero no lo hizo. La tipa era fea pero tenía un cuerpo de escándalo, y más pálido que el mío. Era pelirroja y tenía una especie de sonrisa permanente en la cara, se abría muy bien de piernas. Obviamente ninguno de los dos me vio. Me senté en un parque cercano y pasé mucho tiempo ahí, no sé cuánto, pero cuando me levanté ya era de noche, muy de noche. Me dirigí hacia el hostal y entré en su habitación, que estaba abierta. Por alguna razón sabía que ella ya no iba a estar. Él dormía, aunque apenas podía verle; esa calle era tan pobre que ni siquiera tenía farolas que colaran su tenue luz por la ventana. A pesar de que no hice ningún ruido al rato se despertó. 
-¿Qué haces aquí?
Parecía sorprendido, juraría que lo estaba; parecía incómodo y a la vez aliviado y preocupado.
-¿Folla mejor que yo?
-¿Qué dices? 
-Que si tu novia folla mejor que yo. 
-Sonia, deberías irte...
-Yo soy más guapa, ¿por qué ella? ¿Qué tiene ella que no tenga yo?
Se levantó y se acercó a mí, y sus pecas me provocaron una vez más, con esa mezcla de dolor y adoración que sentía siempre al verlas sobre su delicada piel. Era él, y estaba tan cerca... quería llorar, pero solo era capaz de mostrar un rostro indiferente.
-Ella es más dulce e inocente, y no eres tú - dijo.
-Pero yo puedo ser ella -dije convencida-. ¿Quieres que me tiña el pelo? Puedo hacerlo. También puedo ser dulce.
Sabía que me prefería a mí. Eso era lo que quería creer, pero en realidad no podía saberlo. Lo que sí era seguro y también sabía era que aunque me prefiriera nunca me elegiría, nunca más. Me tiré en la cama y por fin lloré, desesperada, deseando dar pena como último recurso para recibir de él cualquier tipo de afecto. Las imágenes de él follándose a esa pelirroja venían a mi mente una y otra vez; las lágrimas no eran capaces de alejarlas. 
-Sonia, no llores. Lo siento... - se sentó a mi lado e intentó abrazarme. No le dejé.
Me levanté y se me ocurrió dar un puñetazo en el cristal de un armario. Lo rompí y restregué mis brazos por los trozos puntiagudos que aún quedaban en el marco. Me rajé los brazos mientras él , demasiado tarde, intentaba impedirlo. Necesitaba sentir un dolor que no fuera mental. Aquello sí que dolía, y era real. Por fin sentía algo real. Las rajas eran grandes y sangraban, él estaba asustado y yo disfrutaba. Me cogió los brazos, intentó curarme, pero me fui, aliviada porque todo había pasado. Y sonriendo. 


4 comentarios:

  1. Me parece un buen relato, aunque no sé por qué pensaba mientras lo leía que se desarrollaría en un contexto más absurdo (como que la chica en realidad no conoce al chico de nada) De todos modos el ambiente tiene un tono onírico y surrealista. Apostaría un par de euros a que lo soñaste y te piensas que puedes hacernos creer que tienes ideas cuando estás despierta.

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  2. JAJAJAJAJ, sí, lo soñé, pero el título te dio la pista.
    Y tú también lo haces.
    Y lo sabes :(
    Pensé que quedaba bien claro que se conocen cuando dice "follándose a otra".

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  3. Yo creo que es un relato excepcional, aunque no sé si debería decir que mientras lo disfrutaba se veía envuelto en una temática más alejada de la realidad; es decir, más entreverada, casi sin tener sentido, pero muy bien descrito. Parece una pesadilla. Tiene una clara tendencia freudiana, por la relación con los sueños y la interpretación de ello, así que eso le resta valor, creo que es una simple pesadilla, no deberías intentar estafarnos. Buen relato, saludos.

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  4. Anónimo, me gusta estafar a la gente, si no dime tú el por qué de la existencia de este blog.
    Me alegro de que te haya gustado y a la vez no.
    Saludos, Anónimo.

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