Herido diario...
me duelen los dedos de las manos como si mis articulaciones fueran bisagras mal engrasadas. También me falta fuerza, pronto no podré escribir. Por suerte, hoy está nublado, y un pajarillo invisible se ha colado por mi ventana diciéndome que el viento está frío, o lo que es lo mismo: que la ciudad no arde. Mi gato duerme sobre mi pierna, como un naufrago abrazado a un flotador que nadie le ha lanzado. El flotador es de esos de plástico duro que no pueden pincharse ni, por tanto, hundirse. Pero también puede llorar. Todas las cosas de la Tierra poseen la capacidad del llanto. La cama es un refugio que a nadie he confesado, quisiera poder desplazarme con ella a todas partes; mi colchón de seguridad. Hoy he soñado con mis amigos con rastas y uno iba borracho. Él. Como la gente no hablaba mi idioma tuve grandes dificultades con una vendedora para ponernos de acuerdo con el cambio: ninguna de las dos sabía si iba a salir el sol o, por el contrario, iba a nevar. En pleno verano...
* "Herido diario" es un pequeño guiño a Rayden.
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