lunes, 30 de mayo de 2016

Solo los poetas serán libres

Entonces un día llegó Dios
y dijo:
“Solo los poetas serán libres,
pero serán infelices”.
Por supuesto que los poetas
renegaban de él,
y hubo varias revueltas donde
las poetas se rebelaron
con pancartas:
“También soy libre yo,
sucio bastardo”.


Había orgías de palabras,
a las que siempre
se les sacaba punta,
y muchas discusiones.
Había bocas, pupilas,
adoptaron cienpies
como mascotas;
se deshicieron, incluso,
del término mascota
y emplearon uno
mucho más consensuado que,
como comprenderán,
no viene al caso.

Se deshicieron de la palabra libertad,
cambiaron de sitio todas sus letras
hasta dejarla irreconocible
y la arrojaron, con mala fe,
a un río de pirañas.

Cierto día los poetas, las poetas,
se reunieron en el campo,
rodearon un árbol
y cantaron
una canción
en un idioma extraño.
Después se convirtieron,
de la forma más humanamente posible,
en un gran ano
que flota por las noches 
en el cielo...

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