por no atreverme a abrazar a mi abuela
o a mi padre;
por pensar
-y solo pensar-
que la gente me odiaba;
porque me dijeron
que mi madre tiene "eso"
y me cagué de miedo;
por sentir celos
y no querer hacerlo;
de rabia;
de impotencia;
al despedirme de alguien
para irme a vivir lejos.
He llorado
porque no entendía nada
de lo que me pasaba;
porque se murió mi gato
y era mi mejor amigo;
por no poder ayudar
a gente que quiero;
por ver a animales sufriendo;
al conocer las historias
de personas migrantes
en una obra de teatro.
He llorado
por sentirme querida
cuando hacía mucho tiempo
que no lo sentía.
He llorado,
y lo cuento,
y sigo viva.
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