viernes, 23 de noviembre de 2018

Ay, qué solita (no) estoy

La soledad mata
lo mismo que el tabaco.
Te mata desde dentro
a golpe de martillo-corazón;
cada latido es el minutero de un reloj
que te recuerda que estás sola
o que no lo estás
pero que así te sientes
(lo cual es, si cabe,
más incomprensible).

Sí, amigxs, es incomprensible
que habiendo millones de personas
pululando por ahí
haya una sola
que no tenga a nadie,
que no le importe a nadie lo suficiente.
¿Lo suficiente para qué?
Para que se sienta querida
y valorada.

Porque querer no se hace solo de palabra,
ni es tan solo un sentimiento:
hay que saber hacerlo.
No sé.
Yo quiero a mucha gente
y, sin embargo,
a veces me parece que fumo
dos cajetillas diarias.
Sin duda
algo puedo estar haciendo mal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario