A veces siento la necesidad
de hablarte y me digo: háblale
con la mano temblorosa,
escribo tu nombre,
quizás abro tu pestaña.
Háblale, pregunta cómo está,
si tiene nuevas metas en la vida,
si… Sencillamente habla,
pregunta si está vivo.
Pero no preguntes nada más.
Entonces veo tu foto
en tu pestaña sin ojo
y aparece otra pestaña
y me miran las dos muy quietas.
Habla, estúpida, di algo,
es ÉL. Es él, mejor será
que no le hables,
mejor será que haga su vida,
aunque sea infeliz,
que la haga sin ti.
De todas formas no tienes fuerzas
para una palabra más.
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