Carencia afectiva:
buscar constantemente el cariño
que no has recibido en tu familia.
Carencia afectiva:
un universo lleno de estrellas
donde tú no eres la que más brilla.
Carencia afectiva:
una presión en el pecho
que no solucionan ni los gatos
que habitan bajo tu techo.
Carencia afectiva:
se me da mejor mostrar afecto a los gatos
que a las personas,
incluso aunque las quiera mucho,
muchísimo,
y las necesite más allá
de toda evidencia científica
sobre los primates.
Carencia afectiva:
mirar un pájaro rebozarse en la arena
y maravillarse.
Carencia afectiva:
sensibilidad extrema.
Carencia afectiva:
carencia infinita,
carencia perversa,
carencia lacerante,
tortuosa,
carencia placentera
-no, no, eliminar eso último-.
Carencia afectiva:
me como el cariño
con patatas fritas y kétchup.
Carencia afectiva:
el cariño me entra
mejor que las pollas.
Carencia afectiva:
te quiero mucho, muchísimo.
Carencia afectiva:
hasta volverme loca.
Carencia afectiva:
ya lo estaba de antes,
no te voy a engañar.
Carencia afectiva:
miscelánea siempre me pareció
una palabra muy curiosa.
Carencia afectiva:
me encantan los abrazos
y me siento culpable de ellos
por necesitarlos.
Carencia afectiva:
sé que quiero mucho más
de lo que puedo abarcar.
Carencia afectiva:
sé que no tengo la energía suficiente
como para querer tanto
y, sin embargo, lo hago.
Carencia afectiva:
me descubro gritando.
Carencia afectiva:
me descubro amando
y me asusto.
Carencia afectiva:
nunca fue mi punto fuerte
controlar la intensidad.
Quizás nunca estuvo
y nunca estará
en mi mano
y eso me da miedo
a causa de mi carencia afectiva,
a causa de buscar constantemente
el cariño que no recibí
en mi familia.