viernes, 29 de junio de 2018

Menstruarte

La sangre lleva los nutrientes necesarios a cada célula de tu cuerpo.
Es lo que te mantiene viva.
Y no puede darte asco lo que te mantiene viva.
Así que, ¿por qué no reconciliarte contigo misma mediante este acto de rebeldía?
Mi coño sangra por que no se engendró otra vida a partir de la mía.
Pero la mía todavía la tengo.
Y la tendré hasta que me muera.
Al igual que este precioso coño y la capacidad de decir "coño" sin vergüenza.
No sé tú,
pero yo
cuando saco de él ese mejor invento del mundo llamado copa menstrual, y veo ese líquido de color intenso que mi cuerpo ha fabricado, siento una emoción extraña, casi artística.
Así que me impregno las manos y empiezo a acariciar las baldosas de la ducha, engendrando esa otra vida de la que solo son capaces los artistas. Porque crear no es otra cosa que hacer algo desconocido por ti misma, algo que antes no existía.
O la derramo en el suelo y miro cómo se desliza hasta el desagüe, mientras parece que he asesinado a alguien.
Y es cierto: he asesinado las cadenas que me ataban a la opinión del resto, que me dice que debo odiar mi propio cuerpo a través del asco o que estoy loca porque actúo raro.
Pero ¿sabes qué? Una nunca se siente tan bien como cuando se sabe una asesina.


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