No hay lugar adonde ir,
las calles están sucias y mojadas.
Recoge tus cuatro patas y acurrúcate junto a mí
mientras escribo.
Mientras escribo la flor marchita y deshojada
que es mi alma.
también muy triste,
quizás bebiendo
o riendo,
pero de mis manos salen poemas
y me hablan,
de mis ojos salen cucarachas
y me hablan,
de mi boca salen colores
se mezclan
y me hablan,
de mi pecho salen abrazos,
se ríen
y se van
en forma de murciélago.
Y en mis paredes resuenan voces
que no son mías,
y en mi cabeza resuenan voces
que no son mías,
y me dicen “sí”,
¡y no las quiero!
Acurrúcate, pequeña, junto a mí,
hoy no podemos salir
a ladrarle a la luna sus desgracias
(que son las nuestras).
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