sábado, 5 de abril de 2014

No quiero ser tragedia

No quiero ser tragedia
como lo puedan ser las vallas o las hadas,
los cuentos, las historias que dejamos
a medio terminar, las que ni siquiera
se comen los perros, porque no tenemos.
No quiero no poder identificarme,
señalarme con el dedo el pecho y decir
“esto es aquello”. Imagino
que me muevo por el mundo como alguien
que se conoce, y realmente me conozco
pero no me sé.
Y fíjate, que nos acusan de traición a los poetas,
por traición al mundo, a la verdad,
y nos dicen poco profundos,
pues tan profundos queremos ser.
Pero basta, basta de música que no dice nada
y nos deja decirnos a nosotros
y saca lo peor del alma, que es la melancolía
de nosotros mismos, que son los ojos
como cristales quebrados que se quieren chocar
unos con otros para reconstruirse acaso.
No, yo no quiero ser tragedia,
quiero encontrar ese algo
por lo que merezca la pena morir: la vida.
Quiero encontrarla, pero ahora no puedo,
quizás mañana, como ayer, que la acaricié
con los dedos y los párpados,
un poco brusca tal vez.
Sin embargo es tan bello que sepamos que está ahí,
que va a aparecer en cualquier momento,
cuando se canse de estar agazapada entre gazapos
que aún no han crecido lo suficiente como para llamarla:
es por eso no los ha abandonado.


3 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho. Me he pasado por tu blog de forma ocasional y chica, tiene algo tu forma de escribir.

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  2. Muchas gracias ^^
    Nunca había hablado yo con un día de la semana.

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    Respuestas
    1. Ya tienes algo que añadir a tu libreta de cosas con las que no habías hablado todavía.

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