Ser un muro, al que acaricien las olas, pero muro.
Ser un muro y, a los pies,
el mar bramando con violencia, pero bello,
y verlo y soportarlo y sostener
a las personas que pasan por encima y que se van,
o que se lanzan al abismo y viven –y hasta vuelven-
o mueren y se hunden.
Ser un muro, erguido en medio de la nada que nos mueve,
erguido y sólido cual hielo
hecho de mar, hecho de frío,
hecho de ríos y, a lo lejos, las montañas y,
sobre ellas, la nieve donde pastan congeladas las ovejas
de un señor que hace ya tiempo murió y se lo comieron.
Ser un muro, sobre el que choquen las olas, pero muro.
Me parece un buen poema, con una idea central elaborada sobre la fortaleza, permanecer siempre incorruptible, a pesar de todos los golpes, no dejarse derrotar. Me gusta también cómo lo has puntuado. Y supongo que en el último verso querías ya dar mayor embestida a la imagen, más crudeza que al principio, reforzando la idea, dejándote llevar por la melancolía de los últimos versos sobre la muerte. Y fabuloso el guiño a ese verso de Cortázar: "Pregunto por la nada que nos mueve". Es curioso porque en una taquilla de mi facultad hay un pósit con ese verso.
ResponderEliminarSaludos