Soy una mujer sin miedo.
¿Debo sentir culpa
por no temer a un virus,
cuando he sobrevivido
abismos desiertos e infinitos
y castillos plagados
de fantasmas caníbales?
¿Habría de considerarme indigna
por no pedir,
con un hilo de voz,
que alguien me rescate o me proteja
de los demás humanos
cuando son
la única razón por la que vivo,
en tanto que soy un animal gregario?
Me van a perdonar
si todavía disfruto
con una gota de lluvia,
si no comento las noticias
tanto como gustaría,
si no les bailo el agua
Pido perdón
por todos los pecados cometidos
de los que no me arrepiento.
Entre ellos: ser una mujer
sin miedo.