Si tuviera que elegir
me quedaría contigo,
que no inventas constelaciones
con mis lunares:
me enseñas el nombre real
de las estrellas.
Y me los repites
una y otra vez
si se me olvidan.
No te das cuenta
de lo que me pone
que me pidas
que te repita la lección.
Me quedaría con tu seguridad
ante mis “pero”,
con tus brazos abiertos
a que me quede
y me vaya cuando quiera.
Con tu paciencia,
con tu risa de tormenta
y tu llanto de cocodrilo,
y venga a tronar de nuevo
y yo metiéndome en tu saco
por el miedo
o por los monstruos.
Adonde quiera que vaya
mis monstruos van conmigo,
pero tú
sabes la forma perfecta
de acariciarlos.
Les he enseñado a contar chistes.
Cuando quieras
nos divertimos
otra vez.
Y si no nos besamos…