Estoy
en el tren. Es de noche y contemplo las anaranjadas farolas en las calles que
se ven tras el cristal. Pienso en la Navidad, ¿será éste el encanto de la Navidad?
La belleza de las luces anaranjadas en las noches frías, en los días pálidos y
fríos. De repente desenfoco las luces y veo que alguien me mira desde el
cristal. Soy yo. Me muevo para comprobarlo, pues resulta inquietante. Los
labios sonríen ligeramente en una especie de sopor. Los ojos tienen ojeras…
definitivamente soy yo, esta cara de demente soy yo. Los ojos cansados sobre
las ojeras luchan por encajar con esa vaga sonrisa, intento abrirlos un poco
más, pero no se mueven, a pesar de que yo noto cómo se expanden. El pelo cae
oscuro a ambos lados de la cara, la protegen, pero no la cubren. Ya no puedo
ver las luces, se han ido, ya solo puedo verme a mí sobre algo negro y me
invade una sensación de pánico al pensar que no voy a poder escapar de esta imagen
mía. Y quiero volver a ver las luces, quiero ver las luces, el exterior en mí y
no a mí en el exterior.
No
puedo soportarlo más y me bajo en la siguiente parada, no sin cierta torpeza.
El frío me abofetea la cara y mis manos vuelven a estar muertas, pero me siento
mejor. Camino, sintiendo mis pies sobre el suelo, y miro a un hombre viejo que
a su vez me mira, y me siento tan identificada con él que quiero decirle: “yo
también lo sé”. No sé dónde estoy pero siento que las calles me son familiares
y a la vez que no he estado allí en mi vida. Porque se supone que tengo una
vida. La Navidad ha vuelto sin sus luces. Un gato pasa junto a mí pero no me
molesto en acercarme porque sé que huiría sin pensarlo. También yo huiría de
mí, pero ¿cómo? ¿Y por qué? ¿Es que alguien puede estar inadaptado hasta tal
punto…?
Me gustó esta entrada. Y coincido en esto: "¿será éste el encanto de la Navidad? La belleza de las luces anaranjadas en las noches frías, en los días pálidos y fríos". Veo que no estoy totalmente incomprendido. Dado mi fama de misántropo (aunque más de imbécil) no puedo decirlo sin que suene raro. Pero me gusta la navidad, un poco, al menos.
ResponderEliminarLa razón de la sinrazón, que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura
ResponderEliminarbajitos mentirosos con cara de ñu
No, por favor, no desearía que su razón enflaqueciera más, se lo pido a quien sea.
ResponderEliminarEs usted tan anónimo como santa mi vagina, y diré más, ¿qué tal se encuentra su madre?
Hola, Dylan, ¿qué tal, querido? ¿Cómo andan sus facultades? Saludos. amigo.