Vete a tomar por culo,
sombra
infame;
y cuando
sobrevueles mi cabeza
date cuenta
de que te desprecio.
Quá rabia
tener cuerpo
y no poder
huir
de aquello
que no existe.
Pero tú
sabes bien que yo te lo permito.
Es esa parte
de mí que no controlo
la que te
permite parasitarme.
Y sin
embargo
todavía tengo
esta boca
y toda esa
mala hostia
a la que
llaman “tripas”
pero que yo
llamo “corazón”
y abrazo y
beso por las noches.
Y así la
convierto en mi amante.
Y al día
siguiente,
aunque ya no
esté,
caminando
sobre la húmeda calma
soy
consciente
de que aun
en medio de las peores tormentas
soy capaz de
echar
uno de los
mejores polvos de mi vida.